En la sala de reuniones lo encuentro trabajando en su escritorio. Por mi llamada, alza la cabeza y, con una sonrisa, me invita a pasar y a sentarme. Mientras preparo las cosas él hace los últimos apuntes del entreno de hoy. Es lunes. Tranquilo y sereno – como siempre-, rehace la compostura, y empezamos.
Para los que no te conozcan. Explícanos cómo empezó tu conexión con el baloncesto.
Empecé en el Laietà, que es el club de mi vida, donde yo empecé a jugar como niño. Pasé por todas las categorías, de forma bastante regular, y empecé a entrenar con 16 años, desde la escuela a mini. Después a pre-infantiles, cadetes y, con 25 años, dejé de jugar y me dieron un júnior de preferente B e hice un muy buen año. Hubo una persona que confió en mí, que es Joan Carles Cases, y muy jovencito me dieron el sénior del club. Y la verdad es que hice muy buenas temporadas. De territorial subimos a Copa Catalunya y estuvimos a punto de subir a EBA.
Después de 6 años en Laietà te fuiste a Pineda, donde empezó la verdadera aventura.
Sí. Me fichó el Pineda de Mar, en Copa, y también estuvimos a puertas de subir a EBA. El año siguiente me fui a Barberá, en Copa Catalunya. Fuimos campeones de grupo, ganamos la final four, subimos a liga EBA, y la siguiente temporada, hicimos un año muy bueno. La liga EBA entonces era súper competitiva, súper exigente y, la verdad, es que acabamos el año cuartos, con equipos muy buenos. De allí fiché por Montcada y por problemas del club económicos, no llegué a Navidad.
Estuve dos o tres años desaparecido, fuera de lo que es el círculo del basquet, hasta que Sant Cugat, en Copa Catalunya, me llama, estando en una situación complicada para perder la categoría. Fiché, salvamos la categoría y decidí no seguir allí. El proyecto no era algo que me motivara mucho y pese a hacer una media temporada muy digna, me fui a Sant Feliu quedando 6 partidos, un suicidio total intentar salvarlo cuando quedaban 6 jornadas. No lo conseguimos.
Tu primer fracaso…
Sí… Esto me hace bastante mejor entrenador porque, todo el mundo me decía: “hasta que no sepas lo que es bajar un equipo, no sabes vivir el fracaso, que es una parte muy importante de la competición”.
Después volviste a desaparecer de los banquillos hasta este año.
Bueno, a nivel individual estoy en la Federación Catalana, en el Consell Català d’Esport como profesor y tengo un campus mío. Pero sí. Con la llamada de Cornellà de este año, en una situación un poco parecida a la de años atrás – el equipo estaba mal y necesitaba un cambio de dinámica – , no me lo pensé dos veces. La verdad es que me apetecía mucho porque tengo buena relación con gente de aquí.
Llevabas prácticamente un año sin entrenar. ¿Qué es lo que te hace decir que sí a Cornellá?
Vi a los directivos que me plantearon venir, principalmente el presidente, con mucha predisposición, con mucha confianza en mí. Creían, creen, que era la persona ideal para el proyecto. La verdad es que me dejé convencer principalmente por la ilusión que tiene el presidente, por la confianza que tiene en los jugadores y porque estaban en una dinámica mala y me veía capaz de poderla girar. Creo que hay muy buenos jugadores, y que había un gran entrenador, pero a veces las cosas no salen como uno quiere. Y la verdad es que vi el proyecto, lo valoré y me hizo ilusión.
Soy una persona que me muevo por pasiones y si algo no me despierta una pasión o un atractivo muy grande, no lo hago.
No es la primera vez que coges un equipo a media temporada. ¿Te consideras un entrenador revulsivo?, ¿te gustan los retos…?
No me gusta nada que me digan entrenador revulsivo, ni media temporada (ríe). Me hubiera gustado más empezar el año aquí o empezar el año en Sant Feliu, o en Sant Cugat. La verdad es que soy una persona que me muevo por pasiones y si algo no me despierta una pasión o un atractivo muy grande, no lo hago. Entonces, muchas veces tiene más atractivo el salvar una situación que el iniciar un proyecto. En esta situación, o en las dos últimas, ha sido así. De decir, “oye, no tienen tan mal equipo, están en una situación mala y me veo capaz de poderlo girar”. Pero me hubiera gustado mucho más planificar, fichar a los jugadores que hubiera querido y tener la estructura del año a mi manera.
Lleváis un balance de 4 – 4 desde tu llegada (ahora 5-4), ¿cómo ves el progreso?
Primero de todo, yo creo que el balance es muy bueno, porque cuando yo cogí el equipo, el balance era 2-7 y ganar 4 partidos y perder 4 partidos, habiendo jugado con primero, segundo, tercero y cuarto está muy bien. Lo que es verdad, es que hacemos un balance inicial de 3-1 y después nos ponemos 3-3 y un poco hay que tocar de pies en el suelo. Entonces, creo que es muy positiva la situación, tenemos que ser humildes, y trabajar cada semana como lo estamos haciendo.
La situación ha mejorado y los ánimos del grupo también.
Sí, cuando llegué me encontré con un grupo un poco desanimado por la situación de perder, de asimilar derrotas. Un grupo con mucha calidad individual a nivel de baloncesto, pero con mala dinámica de trabajo. Había muchas lesiones y poca auto-exigencia personal, como profesionales, de venir a entrenar, de cuidarse, de tener unas normas personales, ya no de equipo, como jugadores profesionales que son la gran mayoría de aquí.
¿Qué objetivos te has marcado a nivel personal y de grupo?
El objetivo personal que tengo ahora es ganar a Boet, en casa, que es un equipo complicado. Y, evidentemente, el objetivo del grupo es salvar la categoría cuanto antes mejor. Soy consciente que es una situación que no es fácil, por la dinámica del grupo, pero estoy seguro que lo vamos a hacer porque estamos trabajando bien.
Tiramos a final de temporada. ¿Te ves continuando con este proyecto?
Lo veo un proyecto sólido porque principalmente, el club a nivel estructural, de junta directiva y de gente que trabaja aquí, es muy profesional y creo que hacen las cosas muy bien. Se nota que es gente que se desvive por el club, lo que pasa es que yo ahora lo único que me planteo es salvar el equipo. Y que me pongan las notas a final de temporada. Yo lo que quiero es acabar la temporada y que estén contentos conmigo. Y si esto se da, yo encantado de poder sentarme a hablar con ellos y hacer la planificación del año como me hubiera gustado a mí. Pero ahora hablar del año que viene, con la presión que tenemos por salvar la categoría, pues es un poco injusto.
Llevas una década de formador en la Federación Catalana. Más allá de los conocimientos técnico-tácticos, ¿qué aspecto es esencial en un buen entrenador/a?
Un entrenador, para mi, como muchas cosas en la vida, tiene que tener pasión, tiene que gustarle mucho las cosas que hace, tiene que disfrutar y tiene que querer aprender. El gran fracaso de los entrenadores jóvenes o de la gente que empieza es que creen que saben más de lo que saben. Y el entrenador actual tiene que estar en constante formación.
¿Aprendizaje académico o pragmático?
Ambos, pero sobretodo pragmático. Yo hago un entrenamiento del primer equipo de Cornellá y aprendo cosas, y de allí me planteo nuevas formas de trabajar, es una constante formación. Entonces, después, a mí me gusta compartir con entrenadores, con jugadores… y lo bueno del baloncesto es poderte enriquecer de gente que sabe mucho, pero también de los que saben menos pero te pueden aportar cosas.
En este sentido, ¿cómo ves la red de entrenadores en Catalunya?
En Catalunya el nivel de los entrenadores es brutal. No puede haber mayor nivel. Si te fijas, cualquier competición: ACB, Euroliga, LEB Oro… la gran mayoría son entrenadores catalanes. Es la mayor comunidad a nivel de riqueza de entrenadores. Vayas donde vayas… entrenadores ayudantes NBA… Creo que la federación catalana hace muy bien las cosas, y en Catalunya, la cantera de entrenadores y formadores es brutal.
A nivel personal, ¿cuál es tu marca, tu sello? ¿Cómo te gusta que sean tus equipos?
Me encanta defender muy fuerte, ser muy agresivos en defensa, dominar tableros y sobretodo correr. Correr y juego libre. Que los jugadores sepan pasarse la pelota, que sepan invertir el balón y, a partir de aquí, que haya más riqueza de movimientos sin que sea muy estructurado.
El juego idílico. ¿Pero la realidad…?
Sí, esto es lo que a muchos entrenadores les gustaría, pero luego viene la realidad y te tienes que adaptar un poco a los jugadores que tienes y a como está el grupo.
Muchos dirían que el buen entrenador es aquél que se adapta al juego del grupo, más que el que adapta el grupo a su forma de juego.
Totalmente de acuerdo. Es mejor entrenador el que adapta la filosofía del grupo al mejor rendimiento que pueden tener. Lo que es muy importante es que, para implantar tu filosofía, tienes que empezar el año y tener los jugadores que más se puedan adaptar a tu juego, independientemente luego de que tu te puedas adaptar a ellos en muchas circunstancias. Pero cogiendo un equipo a media temporada, sin ninguna duda, el único que se tiene que adaptar al juego es el entrenador.
Mi ídolo en el baloncesto es Juan Carlos Navarro. […] Como jugador ha sido mi ídolo deportivo de toda la vida, y como persona ha superado con creces el ídolo que llevaba como deportista.
¿Baloncesto de formación o baloncesto de élite?
Baloncesto de competición. Si puede ser baloncesto de formación y competición, perfecto. Si puede ser de élite y competir, perfecto.
Para acabar, ¿algún ídolo, alguien de quien te consideres discípulo?
Mi ídolo en el baloncesto es Juan Carlos Navarro. He tenido la gran suerte de verlo jugar y he tenido la gran suerte de conocerlo como persona. Como jugador ha sido mi ídolo deportivo de toda la vida, y como persona ha superado con creces el ídolo que llevaba como deportista. Es una persona muy humana, súper humilde, amigo de sus amigos y como era en la pista, es fuera de ella. Un campechano, cualquier cosa le va bien. Y a nivel deportivo no creo que exista otra persona que pueda marcarme mejor el camino de los valores.
¿Como entrenador?
Hay entrenadores de formación que me han marcado más, pero no tengo a ninguno que sea un prototipo para mi, la verdad es que he intentado aprender de muchos. Siempre he estado formándome, rodeándome de buenos entrenadores pero no tengo a ninguno que sea un prototipo para mi.